No me acuerdo de olvidarte

Todos necesitamos espejos para recordarnos a nosotros mismos quienes somos.



miércoles, 29 de julio de 2009


No lo espera, no te esperaba. Llegaste y cambiaste todo. Para bien, para mal, cambiaste todo. ¿Cómo odiar a quien querés? Era fácil decir “ya no te quiero”, “no te soporto”, “fuiste”. Pero llegas, y sí, cambiaste todo. Y yo sigo acá: odiándote por no poder dejar de quererte. Porque quiero dejar de hacerlo, pero la historia cuesta. Y si hay algo que sé yo más que nadie, es que ninguna historia, buena o mala, se puede borrar. Y seguiré acá, perdida, en el medio de sentimientos que quedarían mejor en el fondo de un basurero que dentro mío. Pero seguís ahí, no te vas. Y si te fueras todo sería tan fácil. Si ya no estuvieras ahí, si de un día para el otro te decidieses por odiarme en lugar de decirme “te quiero”, me harías fácil todo esto. Y así no puedo avanzar, no puede decidirme por qué sentir o cómo actuar. Me frenas, me inmutas, me confundís. ¿Quizás eso es lo que querés? Siempre quisiste ser más fuerte, mejor. Todo fue una competencia, siempre. ¿El verme triste e inseguro alimenta tu ego? ¿Te hace creer mejor persona? Si es eso, vas por mal camino. Si no caigo, me vigorizo. Sigo acá, confundida, triste, insegura, pero sigo acá. Ya no se si te quiero, si te odio o lo que sea, pero sigo acá.

domingo, 26 de julio de 2009

Porque la cabeza explota y los sentimientos jamás se queman.

Porque sí. Porque no. Porque me importa nada. Porque me importa mucho. Porque dije basta y se convirtió en un todo. Porque se me antoja. Porque tengo ganas. Porque no me hacés falta. Porque gané muchísimo. Porque perdí poco. Porque estas acá. Porque te re-descubrí. Porque me hiciste reír. Porque me hiciste llorar. Porque te aguanté. Porque ya no te banco. Porque te fuiste. Porque seguís acá (porque nunca te fuiste). Porque lo quise. Porque vino solo. Porque grité. Porque callé. Porque valió la pena. Porque fue hipocresía. Porque te extrañaba. Porque volviste. Porque me encontré. Porque te encontré. Porque valió la pena. Porque me cansé. Porque me alegró. Porque me gusta. Porque lo odio. Porque TE odio. Porque sos todo. Porque ya no sos nada. Porque NUNCA FUISTE. Porque me siento bien. Porque ESTOY bien. Por el no. Por el sí. Por el por qué. Por el nunca. Porque siempre fue. Porque nunca fue. Porque lo creí. Porque lo soñé. Porque surgió. Porque llamaste. Porque olvidaste. Porque lo vales. Porque lo valgo. Porque quiero. Porque no quiero. Porque no TE quiero. Porque te extraño. Porque YA TE OLVIDÉ. Porque me cuesta hacerlo. Porque ya no miento. Porque ya NO ME MIENTO. Porque sufrió. Porque vivió. Porque ya murió. Porque nunca existió. Porque fue una pérdida. Porque LO GANÉ TODO. Porque lo envidias. Porque no lo necesito. Por pura obsesión. Por puro placer. Por pura soberbia. Por pura ignorancia. Por pura mentira. Porque (ahora) lo sé. Porque (nunca-siempre) lo supe. Porque no lo quise saber. Porque necesitaba saberlo. Porque sé que lo sé. Porque no me quiero olvidar. Porque no quiero recordar (porque ya fue). Porque sigo acá. PORQUE SÍ. Porque no. Porque todo. Porque nada. Porque estoy. Porque sí, valió.

jueves, 2 de julio de 2009


Hay cosas que no podemos entender. Nos vemos perdidos, intentando encontrar nuestro lugar en el mundo. Naufragando en mares que muchas veces nacieron de nuestras propias lágrimas. Encarcelados tras las rejas de nuestros sueños destrozados.



Nos vemos traicionados por el frenesí del querer hacer, pero nos olvidamos del ser. Corremos tras la ilusión de creer en lo que nos inventa mejores, pero muchas veces el precipicio llega antes que la meta. Y nos vemos defraudados. Y no hay peor traición que la que cometemos a nosotros mismos.
El abandonar nuestros sueños. El, un día, revelarnos tras el cristal de una ventana observando la lluvia caer, cuando tiempo atrás corríamos campo libre al descubrir la primera gota.

El darnos cuenta que la ropa impecable nos hace mejores personas y creer que estábamos equivocados cuando nos dejábamos caer cuesta abajo por una pequeña colina de tierra y hierba, equivocados de creernos felices.

El desistir a la amistad porque una persona nos hirió con un cuchillo invisible que dolió hasta el alma y luego, descubrir que aquella cicatriz nunca, en absoluto, nos abandonará.

El renunciar al amor, porque las mil ilusiones rotas hicieron estragos en nuestros corazones, cansándonos de recoger los pedazos.

El miedo. El enojo. El sentirnos tristes. El sentirnos solos.

Todo esto nos aleja de nuestro punto de partida, porque a veces parece que lo único que importara es llegar a la meta, cuando lo importante no es llegar, sino todo lo que hicimos para estar ahí.

Cómo defendimos nuestros sueños. Cómo luchamos por nuestras creencias. Cómo alentamos a las otras personas que, junto a nosotros, también intentaban llegar a su propia meta. Cómo vivimos cada momento. Cómo sentimos cada situación. Cómo amamos. Cómo nos regocijamos con ganar, pero lo más importante, cómo aceptamos perder.

Cuando comprendamos todo eso. Cuando nuestro camino sea más largo que corto y, principalmente, cuando tenga más obstáculos resueltos que evadidos, en ese preciso momento, habremos llegado a la verdadera meta.

Si quieres viajar hacia las estrellas, no busques compañía



XLIX

Lloraba porque en sueños

Te contemplaba muerta;

Despierto al fin me ví, copioso llanto

Surcaba ardiente mis mejillas yertas.

Lloraba porque en sueños

Ví que me abandonabas;

Después de despertar, aun mucho tiempo

Vertí en silencio lágrimas amargas.

Lloraba porque en sueños

Miré que aun me querías;

Desperté, y el torrente de mis lágrimas

Aun corre por mis pálidas mejillas.


L

Todas las noches, en mis tristes sueños,

Sonriendo te miro,

Y caigo, amante, suspirando loco

Ante tus pies queridos.

Me miras con tristeza, sacudiendo

Tu cabecita rubia,

Y por tus ojos de tu amargo llanto

Corren las perlas húmedas.

Y me dices muy bajo una palabra,

Y de rosas me entregas blanco ramo,

Y al despertar el ramo ya no existe

Y la palabra aquella he olvidado.


Heinrich Heine

La voz de uno nunca debe estrangular los pensamientos propios ni ahuyentar los ajenos.

Abandonada
Mi soledad, tan tremenda,
La combatía escribiendo pequeñas canciones.
Mi corazón se hundía en la pena
Y arrastraba siempre a mi alma
.
¡Cómo latían mi sangre y mi cerebro,
Las ansias y la esperanza me gobernaban!
¡
Creí que mi fuerza podría con todo,
Y el mundo entero fue para mí
!
Elisabeth de Austria-Hungría
-

Off 1: La fotografía pertenece a la colección fotográfica de Erwin Olaf, titulada "Royal Blood". Las de Sissi y Alix son mis favoritas. Por razones obvias, la imagen que adorna esta entrada es la que representa a Elisabeth.
Off 2: El poema es uno de mis favoritos, no hay mucho más que decir. No me gustan los poemas, nunca leo poesía, pero Sissi y Henrich Heine son excepción.
Off 3: Sissi es uno de mis personajes históricos favoritos. Creí que hacía falta aclararlo...

Elisabeth de Baviera.
Emperatriz de Austria y Reina de Hungría.


Cuando llega el tiempo en que se podría, ha pasado en el que se pudo



Me acuerdo, te recuerdo. Cierro los ojos, respiro. Me olvido, te olvido.

Busco, encuentro. Me encuentro, me pierdo. Grito y creo silencio. Me vuelvo a encontrar para esconderme otra vez.

Me acuerdo, te recuerdo. Cierro los ojos, respiro. Me olvido, te olvido.

Subo para darme cuenta que estoy bajando. Miro ciegamente para observarlo todo. Me encuentro, me pierdo.

Me acuerdo, te recuerdo. Cierro los ojos, respiro. Me olvido, te olvido.

Estoy aquí para no estar. Salto para quedarme quieta. Respiro para no espirar. Escucho lo que quiero olvidar, para poder perderme y no volver a empezar.

Me acuerdo, te recuerdo. Cierro los ojos, respiro. Me olvido, te olvido.

Love is...
© YOZURENAI NO - Template by Blogger Sablonlari - Font by Fontspace