Ese instante en el que la catarsis no funciona. Cuando no se encuentra ni pena ni alegría. Ese momento que se fosiliza en el tiempo, lejos de convertirse en recuerdo, se instala en el alma y se coagula en tu memoria. No serás la misma. Estás condenada a la prisión de ser humana.
No me acuerdo de olvidarte
Todos necesitamos espejos para recordarnos a nosotros mismos quienes somos.
jueves, 22 de abril de 2010
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